Así que lo agarro fuertemente con una mano y empieza el baile.
Comienzo a morder. Primero me topo con la miga de ese pan de molde, áspero y seco pero tan blando que mis dientes pueden traspasarlo sin problemas. Un tímido crujido y una sensación de frescor me indican que una hoja de lechuga se interpone entre el pavo y yo. Está mojadita y tiene un saludable color verde.
Un instante antes del orgasmo culinario que provoca morder el corazón del sandwich viene a mi memoria el águila que acabo de ver mientras iba en el coche de vuelta a Madrid. El elegante pájaro estaba tratando de agarrar un conejo en el arcén, pero al aparecer nosotros ha tenido que dejarle ahí y ha pasado tan cerca de nuestro vehículo que casi nos rompe la luna de delante. Ha sido realmente bello y espectacular.
Y ahí está.
Mis incisivos penetran en la carne de pavo y un escalofrío recorre mi espalda. Mi lengua se asoma para intentar acariciar ese manjar. El mordisco se ha consumado. No mastico lo suficiente el trozo que he rebanado debido al hambre que tengo y noto perfectamente como cae por mi esófago, y tras un breve sorbo de agua empiezo a planear mi siguiente incursión al sandwich...
Y ahora una canción molona para comer un sandwich. Se trata de un tema de la ópera "Ascenso y Caída de la Ciudad de Mahagonny" en versión de David Bowie, es una canción siniestra pero también un poco inocentona. Es mi continuación al poema de Espronceda de mi anterior post.
Disfrútenla.
1 comentarios:
mierda... me apetece un sandwich!
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